Kaneko Mitsuharu

A cierta mujer soltera


Una mujer se desnuda.
Mas no a la espera de caricias.

En la pasajera luz del día
la tenue fragancia de la piel.
Insinuaciones finas
en los delgados pétalos
de una mujer que no conoce la sensualidad.

Como golpes que maduros
se iluminan de azul claro,
aquellas marcas que lleva sobre todo el cuerpo
son rastros de los dedos que la han tocado.
Igual al fruto no vendido
dejado en la vitrina
de una fruteria.

Una dama se desnuda. Sólo un instante
para cambiarse el vestido veranero
por el de otoño.

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