T. S. Eliot

Retrato de una dama

[...]


II

Ahora que las lilas están en flor
ella tiene un florero de lilas en su cuarto
y retuerce una en los dedos mientras habla.
"Ah, amigo mío, usted no sabe, no sabe
lo que es la vida, usted que la tiene en sus manos";
"usted la deja que se le vaya fluyendo, la deja fluir,
y la juventud es cruel y no le dura el remordimiento
y sonríe de las situaciones que no ve"
Yo sonrío, por supuesto,
y sigo tomando té.

[...]

La voz vuelve como el insistente desafinado
de un violín roto en una tarde de agosto:
"Siempre esoy segura de que usted entiende
mis sentimientos, siempre segura de que usted siente,
sin duda que al otro lado del abismo usted extiene la mano.


[...]

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