Despedacé los ritmos,
las palabras,
el feroz contrapunto del concepto,
y tumultuariamente hice un mitin
en contra de lo bello.
Si quise decir luna,
dije perros muriéndose de hambre.
Si quise decir árboles,
predije la lucha de los hombres.
Nadie puede
dictarme preceptivas
en esta noche bárbara del tiempo
en que doncellas locas se suicidan
y las damas adúlteras se embriagan
y así preparan el advenimiento
de Dios
en sus orgías.
¡Que se vayan al diablo las estrellas!
Yo me decido a ser un tumultuario
contra la horrenda estatua
de la poesía que oculta
la belleza del odio contra el odio
Ramón Martínez Ocaranza
Si le gusta esto, vaya a
poesía mexicana contemporanea,
Ramón Martínez Ocaranza
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