Chantal Maillard

El Tema I

En los bordes del sueño abre
los ojos. Sin abrirlos. Alo
despierta. O le decimos despertar
a eso que ocurre. La conciencia de una
continuidad. La conciencia que es
esa continuidad.

Algo despierta y mira dentro
(el dentro de la superficie, que
no es un dentro sino un debajo, como
el forro de un abrigo), buscando algo
en lo que anclarse. Un tema, busca
un tema. Para

sobrevivir. -¿Sobrevivir?
Decidme, ¿quién o qué
sobrevive?- Volver al tema.
En el tema el mí se reconoce
porque algua parte suya
es afectada y se conmueve.
Como cuando las lágrimas. Por la imagen.
A la mente le gustan las
imágenes. Con ellas, teje.
Y el tejido hace mundo o lo refuerza,
o hace consistente.

En la orilla del sueño alo, un aliento
que vibra, insiste en las mismas pautas.
Y se hace sólido. Y dice yo.
Y el mí adviene, de nuevo, creyéndose,
creyéndome ahora lo que escribo
Para no perderme. No aún.
No tanto. No tan aún tantas veces.
Para no deshacerme. Para
sobrevivir pero.
Porque no está claro. Por el peso.
El mí contiene demasiadas
lágrimas Aunque. El lastre fuerza
a abandonar el texto y condenarse
en los márgenes. Y es bueno -¿bueno?-. Es
adecuado. En fin, no es, de ninguna
manera. Sólo hay lastre. Y hay Aún.
Hay demasiado Aún para perderse
del todo.



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