Yves Bonnefoy

Que el verbo se extinga sobre esa faz
del ser al que nos expusimos,
sobre esa aridez que atraviesa viento único de finitud.

Que quien ardia en pie como una vina
que el cantor extremado ruede desde la cima
iluminando la inmensa materia idecible.

Que el verbo se extinga en la sala baja
donde te me reunes, que la lumbre
del grito se apiñe sobre nuestras palabras que enrojecen.

Que por mi muerte el río se alce
y tome sentido.

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