Shuntaro Tanikawa

[...]

Estaba lavando un cenicero de metal oxidado en el cuarto
de baño de la antigua casa de Suginami antes de hacerle
reparaciones, cuando entró mi padre, de unos sesenta años,
vistiendo un kimono negro. Este canasto de ropa sucia hecho
de ladrillos, así, con la mismaa estructura de antes, está en
buena condición -dijo. Se lavó las manos y fue hasta el toallero,
por lo que cres que tengo que cambiar ese toallero más cerca
del lavabo. Mi padre me pregunta si no hay algo raro y le
digo que todo está bien. Mis sentimientos entonces eran lo
mismos que sentía hacia el hombre absorto que era mi padre
hace un mes. De pronto, la escena se torna de largo alcance
hasta el momento en que vi la antigua casa de mi tía desde
el jardín. Mi padre ha muerto -me di cuenta- y dentro del
sueño llore con todo el alma. Cuando abrí los ojos no supe
si en verdad habia llorado o no.

[...]

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