Enrique González Rojo

Efímeros y sociales

Lo verdaderamente efímero
nace y muere en alguno de los incidentes que suceden
al interior de un instante

Lo efímero le pisa los talones a lo eterno
en el cuento de nunca acabar.

La buena cámara fotográfica
toma cursos intensivos
de eternidad.

Efímero como la flor
la mariposa la nube
y (pese a sus pretensiones)
el beso.

Protagonista: La belleza efímera.
Género: monólogo
Extensión: tres actos (gusanos, oruga, mariposa).
Lugar: un jardín cualquiera.
Epoca: el presente.
Apuntador: el tiempo.
En el orgasmo
la eternidad irrumpe en escena
sólo por un segundo

El airón arrancó del árbol
hojas, pájaros
y poemas...

Lo efpimero se enciende
en el tronar de dedos.

Se tapó la tubería
y por la llave sólo gotean
imágenes, rimas, palabras,
menudencias de musa.

¿También tú, poema, -como tu hacedores-
contraes nupcias con lo efímero
en el tálamo de tu lecho mortuorio?
¿Habrá que rodear de cuatro cirios
los libros de poesía?

Todo ocurrió abruptamente:
el tiempo tuvo una eyaculación precoz
de segundos.

En el castillo de lo eterno,
la basura de lo efímero...

Al golpe de pudor,
la luna -bajo el corpiño de la joven-
transitó, al tronar de lo efímero,
del cuarto creciente en el que andaba
a su cuarto menguante...

El poeta, urgido por las yemas de los dedos,
violó los actos del decoro
y acabó por levantar la luna llena
en la palma de la mano.

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